«A Will le estaba costando horrores aceptar que era con Beth con quien tenía esas fantasías. Beth, que era casi de la familia, que era lo cotidiano, lo conocido. ¿Acaso la vida no le deparaba una gran aventura?»
Elizabeth Bennington está enamorada de William Spencer desde que el mundo es mundo. Se conocen desde la infancia y, prácticamente, se han criado juntos. Y ese es precisamente el problema.
William Spencer, perfecto caballero inglés al que la vida no puede serle más favorable, sabe que encontrar esposa debería ser uno de sus objetivos inminentes, pero no está agobiado. Aún es joven y, en su juventud, cree que un apasionado romance con alguna bella desconocida está a la vuelta de la esquina.
Sin embargo Elisabeth, que siempre ha estado ahí con su afilado humor, su inteligente sonrisa y sus enormes ojos verdes, no para de cruzarse día y noche por su mente. ¿Cómo de fácil será admitir todos los sentimientos que en él despierta? ¿O es que, quizá, no hay nada que admitir?