La gente reacciona de manera diferente cuando escucha mi nombre: algunos huyen entre las sombras para evitar mi ira, mientras otros se arriesgan con la esperanza de sacar provecho. Todos saben quién soy, qué soy y de lo que soy capaz. Desde que fui engendrado, mi destino ha estado marcado; soy la Bratva, no solo su pakhan, y mis enemigos siempre están al acecho, esperando el menor descuido para derrocarme.
Todo cambia cuando Nina se cruza en mi camino. Su presencia no solo reabre viejas heridas de mi niñez, sino que también despierta en mí nuevas obsesiones. Le hice una promesa y, desde ese momento, su vida me pertenece. Ella es mía, aunque aún no lo sepa.