Eleanor Daventry ha entrado en posesión de dinero, pero la herencia tiene una condición: debe casarse para recibirlo. La tenaz Eleanor prefiere ser profesora antes que aceptar a un marido al que no ama.
Stratford Tunstall acaba de descubrir que su predecesor legó las tierras sin restricción de herencia de la finca a la señorita Daventry. Aunque es escéptico con respecto al amor, el hombre es capaz de reconocer una solución práctica cuando la ve. Él y la señorita Daventry deben casarse, y Stratford no pierde tiempo en presentar su propuesta. Estando borracho.
Eleanor rechaza tanto a Stratford como su propuesta y huye a Londres, con la esperanza de no volver a verlo. Pero no es consciente de que su mejor amiga conoce a Stratford desde la infancia y que las dos familias son inseparables.
Ahora que están constantemente juntos, Eleanor admira las magistrales disculpas de Stratford, sin importarle la frecuencia con la que debe pronunciarlas. Stratford admite que, en contra de todas sus predicciones, Eleanor tiene éxito con la alta sociedad. Qué suerte. Ahora, si tan sólo sus pretendientes no sintieran la necesidad de recurrir a él en busca de consejo.
Cuando una alianza de fuerzas amenaza la reputación de Eleanor, Stratford debe decidir si merece la pena luchar por ella. Y Eleanor debe convencerse de que su ayuda en su rescate es un acto inspirado por el amor.