«En 1990, en un edificio abandonado en mitad del campo, encontré a un anciano encadenado a una cama. Lo habían mantenido medio muerto durante veinticinco años, alimentándolo con la cantidad justa de agua y pan para no dejarlo morir del todo.
Ahora que por fin he salido de prisión, necesito contar cómo lo encontré, por qué estaba allí y, sobre todo, quién fue aquel hombre».
Tras atrapar a miles de lectores con la Saga Costa ( Costa, El Varón y El Mapa ), Chema de Aquino aparca a su detective favorito para mezclar realidad y ficción en Los Secretos de Castillo .