La primera vez que la vi, era sólo una niña. ¿Cómo pude enamorarme de alguien a quien había visto crecer?
Lorenzo Salcedo había prometido, en el lecho de muerte de su madre, que se ganaría su puesto en el cártel y sería el sucesor perfecto de su padre. Cumplió su promesa y se convirtió en el más temido y respetado de los hombres, su nombre era conocido en todo México.
Era uno de los diablos y hacía honor a su apellido, dejando un rastro de destrucción por donde pasaba, pero fue en los brazos de una chica inocente donde sucumbió.
Marisol Reyes tuvo una nueva oportunidad cuando la dejaron de niña en las puertas de la Hacienda Agua Blanca. Protegida por el jefe del cártel, experimentó afecto y cuidados en el seno de la familia más temida y conocida.
Tratada como una hija, se atrevió a querer más de lo que podía tener y, por amor, puso a prueba la confianza que habían depositado en ella.
La advertencia era clara, alejarse de aquel hombre que nunca dudaba en apretar el gatillo, pero todo parecía conspirar a su favor. Después de todo, ¿quién puede resistirse al pecado?