Me llamo Cleopatra, un nombre muy típico para una madrileña, ¿verdad? Me considero una mujer inteligente, atractiva, algo alocada, y admito que tengo un carácter bastante peculiar, tirando a insoportable, aunque he de alegar en mi defensa que soy insufrible solo con quien yo quiero, pues entre mi círculo de confianza resulto ser encantadora. Soy una prestigiosa pediatra y tenía mi vida muy bien organizada, o al menos eso creía yo, hasta que en la fiesta de cumpleaños de mi compañero de piso, descubrí, por casualidad, que todo mi mundo era una gran mentira.