Me he vuelto loca, lo sé, lo intuyo. No soy capaz de parar porque mientras más miro en su dirección más fuertes se vuelven las imágenes y los pensamientos indebidos que azotan mi cabeza de manera incesante. Quiero que se hagan realidad.
No debería desearlo, lo tengo prohibido, pero me llena de lujuria la idea de que él entierre sus manos en mí interior como si yo fuese el terreno en la que planta sus flores, y se dedique a cuidar la siembra hasta hacerla germinar.