«Doctor, creo que estoy volviéndome loco», declara Jacob Blunt al entrar en la consulta del psiquiatra. Jacob ve «hombrecillos» y recibe de ellos extrañas instrucciones. «Joe, por ejemplo, me da diez dólares diarios por llevar una flor en el pelo», explica. ¿Y los otros? «Bueno, está Harry, que lleva traje verde y me paga por silbar en el Carnegie Hall, y Eustace, que me paga por repartir monedas…». Para el doctor Matthews es un caso claro, pero Jacob insiste en la existencia de esos seres e incluso le propone que le acompañe a una cita con ellos. El psiquiatra, intrigado, decide acompañarlo. John Franklin Bardin estuvo siempre obsesionado con la locura, y reflejó ese mórbido interés en una serie de novelas de misterio entre las cuales ésta ha sido considerada su obra maestra.