Los problemas y la muerte han seguido a Imogen Ironwood toda su vida. Como cazadora, está acostumbrada a ambas cosas, pero meterse con un dios de la muerte es probablemente el mayor error que jamás haya cometido. No fue como si ella le hubiera pedido que la devolviera a la tierra de los vivos (dos veces), Imogen solo quería que Arawan los ayudara a encontrar a Hafgan, el general fugitivo de Morrigan y el enemigo más antiguo de Arawan. Simplemente no esperaba que Arawan la estuviera cazando también. Imogen sabe que el mundo necesita la ayuda de Arawan para derrotar a Hafgan y que trabajar con él es su única opción. Sólo hay un pequeño problema… Arawan es la personificación de todas las obsesiones enfermizas de Imogen: la muerte, el sexo y la violencia. Y enamorarse de un dios siempre va a terminar en sangre y lágrimas.