¿Alguna vez habéis tenido la horrible sensación de que vuestra vida se os escapa? ¿De que, en una milésima de segundo, todo se va al traste? Pues ea, la mía se vino abajo en un abrir y cerrar de ojos. ¿Y quién fue el origen de mis problemas? Marcad mis palabras: un tío. Patético…
¿Y cómo caí aún más bajo? Por culpa de otro tío, evidentemente.
En fin, no sé qué hice en una vida anterior para heredar semejante karma, ¡pero debí cagarla hasta el fondo! Tenía todo lo que necesitaba para ser feliz. Pero eso era antes de darme cuenta de que mi novio era un gilipollas que me dejó plantada en el altar y de que la gente de mi entorno cuestionaba mis elecciones del día a día. Dicho de otro modo, todo eso era antes de que la vida me pegara la bofetada del siglo.
Así que sí, puede que fugarme quince días con uno de los mejores amigos de mi ex no fuera una idea brillante; lo admito. Sin embargo, en mi defensa diré que había tenido un día MUY, MUY malo.
¿Que me planten en el altar? Me ha pasado. ¿Que me rompan el corazón? Sí soy. ¿Que me fugue a mi supuesta luna de miel con el padrino del novio (o mejor dicho, mi exprometido)? Como decía, soy yo… literal.
¡Bahamas, allá vamos!