Hola, me llamo Rebeca. Organizo todo tipo de eventos y, no es por echarme flores, pero soy de lo mejor. Todo me iba genial, hasta que Héctor apareció. Requería mis servicios con urgencia. En menos de tres meses, le organicé una boda que ni la de los Beckham y, de repente…¡Zas! Anula todo y no quiere pagarme mi trabajo. Ah, pero esto no puede quedarse así, haré todo lo posible por recuperar lo que es mío. Un contrato es un contrato, y no quiero nada más de lo que pone en él, ¿o quizá sí?
Hola, yo soy Héctor. Y la verdad es que ahora mismo estoy un poco perdido. Yo tenía mi vida resuelta, un buen trabajo, una chica preciosa y, en un instante, todo salta por los aires. Por si fuera poco, Rebeca, la organizadora de la boda, me exige un dinero como si yo fuera el culpable. ¡No pienso pagar nada, me niego! Menos mal que no voy a tener que volver a verla, o eso es lo que creía yo.